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El acceso a la gran teología puede realizarse a través de distintas puertas mayores. Una de ellas es la soteriología. Sin embargo, resulta imprescindible seguir un método riguroso que permita organizar los contenidos en un sistema coherente.<U+000d><U+000a>Únicamente así es posible responder a las cuestiones que se plantea el hombre contemporáneo sobre su salvación, si bien muchas veces desconoce de qué tiene que ser salvado y por quién. Tal vez sea esta la mayor tragedia a que se encuentra expuesto. Y eso que, por más que lo intenta, no logra hacer desaparecer su anhelo de redención, pervivencia y divinización.<U+000d><U+000a>Para abordar semejante tarea, el punto de partida no puede ser otro que la experiencia real y concreta de los hombres y mujeres actuales, a quienes ilumina de manera siempre diferente y nueva la Sagrada Escritura. Es desde ella como la teología se va desplegando con el auxilio de la memoria histórica y de la gracia acogida en la Iglesia cuando los creyentes se congregan para celebrar los sacramentos.<U+000d><U+000a>La historia de la teología y las grandes categorías teológicas son las que permiten avanzar con seguridad, no exenta de originalidad, en el conocimiento de lo creído por los seguidores de Jesús. Entre estas categorías destacan las de paideia, iluminación, divinización, justificación, liberación, admirable intercambio, sacrificio expiatorio, rescate, victoria y consumación transfigurada en el Espíritu. Ellas son, en definitiva, los iconos que a lo largo de los siglos han servido para aproximarse al misterio de la salvación.
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