Sumario: | El totalismo y la dictadura de la felicidad constituyen un ejemplo de manipulación de la conciencia. Esa conciencia, tradicionalmente considerada como el último reducto de la soberanía individual, también ha sido colonizada Totalismo: ese no pensar lo que uno piensa cuando va a contracorriente de lo publicado y publicitado; ese no significarse por miedo a lo que puedan pensar los otros o por temor a poner en peligro los intereses particulares, sociales o profesionales; el mimetismo de las masas y el oportunismo de quien sube al carro del caballo que cree ganador... Así se constituye una opinión totalista que condiciona, que presiona y abruma, que favorece la autocensura, que da carta de naturaleza a determinadas ideas inconsistentes y socialmente discutibles.
|