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|a Cuando a una persona le dicen que tiene una enfermedad terminal, y que le quedan escasos meses de vida, empieza a aprovechar el tiempo de un modo completamente distinto. En el momento de nacer todos adquirimos de alguna manera una enfermedad terminal que aunque puede prolongarse durante muchas décadas, no tendría que evitar el que nos diéramos cuenta de que vivir es un asunto urgente. En este libro se tratan a fondo dos temas que, gestionados de manera adecuada, pueden ayudarnos a tomar las riendas de nuestra vida para vivirla con más intensidad: el estrés y la comunicación, tanto la que mantenemos con nosotros mismos como la que establecemos con los demás. Estos dos elementos están íntimamente relacionados y se influyen mutuamente. Muchos de nuestros esquemas mentales, de los cuales no somos conscientes, afectan de una manera tan profunda a nuestra percepción de la realidad, a aquello que es capaz de registrar nuestro cerebro, que precisamos revisar algunos de ellos, porque el mapa mental, aquellas ideas, conceptos y creencias que nos fueron útiles en el pasado, puede que ya no lo sean para llevarnos hacia el futuro que buscamos. El pasado es una fuente de información y de experiencias, y no una bola de cristal que determina nuestro porvenir. Entre lo que estuvo en el pasado y lo que estará en el futuro actúan nuestra libertad, nuestra capacidad de apasionarnos y de elegir.
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